4.3.12
41.
SOLDADO INGLES. En un bar del centro, en Florencia, un soldado inglés -muy joven, casi un muchacho- le doraba la píldora al dueño, para que le pusiera algo de beber. Pero el dueño del bar (como se sabe, está prohibido servir bebidas alcohólicas a los soldados aliados) le decía que no con embarazo. A mí sin embargo me sirvió al momento un vaso de vino, que el soldado miraba con envidia. ¡Con qué ganas me lo habría llevado afuera! !Y yo, pudiendo, con qué satisfacción se lo habría ofrecido! El expresó su conflicto interno con un "¡Salud!" que me arrojó a la cara con acento misericordioso. Después me quitó delicadamente una mota de polvo que tenia -dijo excusándose- en la solapa de la chaqueta. Después se salió a la acera llena de gente, donde, para demostrarse a sí mismo que ya había bebido bastante y que era feliz, se puso a cantar en voz baja, con una fina voz de chaval castigado, una cancioncilla del Ejército de Salvación.
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