26.2.12

7.

A AQUELLOS que todavía creen que Adolfo Hitler (el hombre que no podía amar) amó al menos a Alemania, les cuento aquí cuál era su sueño verdadero.

Reducir Alemania a un montón de escombros; y, entre nubes de gas asfixiante, acusando a los alemanes de haberlo traicionado -por culpa de los judíos-, ascender EL a los cielos, en una especie de apoteosis, rodeado de lo mejor de sus más jóvenes y fieles SS.

Este sueño lo ha soñado tan profundamente (creyendo -oh, con absoluta buena fe- que estaba soñando otro) que se puede decir que ha vencido -al menos en parte- SU guerra.

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