11.3.12

63.

BACO, TABACO Y VENUS, y otros estupefacientes,

62.

SENTIDO DE ORIENTACION. Mi amigo Sergio Solmi era, para el que iba con él por la calle, un mal acompañante. Fuera porque no era capaz de interrumpir el hilo de sus pensamientos, fuera porque hubiera perdido, en alguna torpe investigación de la infancia, el sentido de la orientación, se acababa siempre, cuando se iba con él, llegando tarde a las citas, al tranvía, al tren; se acababa cogiendo en definitiva el camino equivocado. Cuántas veces le habré echado en cara este defecto, cuando me acercaba a verlo a la industriosa Milán.

Una vez lo arrestaron los nazifascistas (¡vaya palabra!) que lo condujeron a una especie de Via Tasso. A poco, les rogó que le indicaran donde quedaba el baño. Fue, escoltado por un centinela. Cuando salió, el centinela (quizá cansado de esperar) ya no estaba. Se dispuso a volver por sí solo a la celda; pero tomó -también esta vez- el camino erquivocado. Se encontró, sin quererlo, en la puerta de la cárcel. Ningún nazifascista ha vuelto a verlo.

Y ahora, ¿qué voy a decirle yo, cuando pueda volver a abrazarlo? ¿Le echaré en cara su falta de sentido de la orientación? ¿O le diré que, a veces, nuestros defectos -como el ángel de la guarda- nos llevan de la mano?

61.

FREUD. La implacabilidad de la rectitud, la rectitud hasta casi el sadismo. "No se llega a pactos con la verdad; es mejor -si no se puede otra cosa- morir honestamente".

Estas palabras, que de él me han hecho llegar, son una dura máxima de higiene. Le habrían gustado mucho a un precursor: a Nietzsche.

60.

HEINE. Salió de la Revolución Francesa (y de otras cosas) como un gran tambor de Napoleón. Igual que el veterano Legrand -con el que se había identificado (escuchándole, de pequeño, contar historias)- creía que luchaba por toda Europa en una furibunda diana de libertad...

pero el BUCH DER LIEDER -escribió un francés antisemita- se leerá mientras haya jóvenes que amen a las muchachas.

59.

NIETZSCHE, mi Nietzsche, mi buen Nietzsche (no ese otro de los otros) es tan fascinante porque habla al alma y de cosas del alma como Carmen le hablaba de amor a Don José. "Uno no se aburría con aquella muchacha" le decía éste a Merimée, la noche antes de morir por ella. Y tampoco nosotros nos aburrimos con Nietzsche. Nietzsche no fue un filósofo; fue el caso extremo de una casi completa sublimación de Eros.

Fue también otra cosa; lo sé.

58.

NOVELAS POLICIACAS. Lo mismo que de las novelas de caballería nacieron el ORLANDO FURIOSO y el DON QUIJOTE, es posible que, un día, un gran autor saque, del arruinado material gris de las novelas policíacas, una obra popular y de estilo.

57.

NOVELAS POLICIACAS. Ha sido la única literatura contemporánea verdaderamente popular. Llena de cosas, de hechos, de episodios, extremadamente divertidos (acaso no tendría que ser así siempre una novela?). Ingleses también en esto: en ningún otro país del mundo (creo) es concebible un amor tan descarnado de la población por los agentes de policía; ni en éstos una tal amabibilidad para con la población.

Recuerdo siempre este episodio. Una señorita vaga, desarbolada, por las calles de Londres. Es de noche. Un enorme "policeman" se le acerca, se lleva la mano al casco, le pregunta tímidamente: "Le pasa algo, señorita? Se siente mal?".

56.

NOVELAS POLICIACAS. Todo arte (toda actividad) tiene, durante un largo período, su "clima", el único en el que alcanza la perfección. El "bel canto" es italiano, el cine norteamericano, la novela policíaca inglesa.

Se basa en una disposición legal que no permite, en Inglaterra, el arresto de un sospechoso si no se tiene una "prueba" suficiente de su culpabilidad que pueda llegar a convencer a un jurado. Entretanto, el asesino, dejado en libertad, sigue -para gozo del "inocente" (?) lector- la serie de sus homicidios. Eso es lo que ha pasado, bajo nuestros estupefactos ojos, en Europa. El nazismo -inmensa novela policíaca (repito: todo en una época se relaciona entre sí)- tuvo ante sí, antes de que los ingleses se decidieran a intervenir, y a hacer intervenir a los otros, todo el tiempo que le hizo falta.

55.

NOVELAS POLICIACAS. Recuerdan a las interminables aventuras de los caballeros andantes. En lugar del caballero han puesto a un policía. Pero (como todo en una época se relaciona entre sí) el policía es un aficionado (si bien por un motivo diferente) a la técnica del psicoanálisis. La pista reveladora está siempre donde nadie la busca.

54.

DRAMA DE TRES PERSONAJES (vivos en cada uno de nosotros). El ELLO -desde las profundidades oscuras, orgánicas, aún inexploradas: "Da -grita- el golpe". "Si lo das -interviene inmediatamente el SUPERYO- te castigo hasta la muerte; y (nunca se sabe) incluso (si me fuera posible) hasta más allá. Pero, si no lo haces, eres un miserable". - Y el pobre YO grita, como Fausto: "Por qué he nacido".

53.

EL POETA, EL PERRO Y LA GALLINA. El poeta Sandro penna le tenía mucho cariño a una gallina, que su madre (posiblemente a causa de los huevos) dejaba que estuviera libre por la casa, como si fuera una persona. Pero más tarde tuvo también una perra grande; y de pronto se aburrió de la gallina. "Ojalá -decía- que la perra se comiese a la gallina. Yo incluso se la ofrezco. Pero ella -es cosa de verse- no quiere. Tuerce el morro para otra parte".

Torcía el morro porque pensaba que Penna se la ofrecía para tentarla; y, si cedía a la tentación, castigarla. En contra del mandamiento del amo primigenio -asumido desde milenios, hecho autónomo-: NO MATARAS A NINGUN ANIMAL DE MI-TU CASA, no podía nada la incitación, o la orden, del amo actual. Y si Penna quería de verdad desembarazarse de una incómoda amiga, tenía que haber recurrido a otros medios.

52.

ORO. Mefistófeles sabía -y no sabía- qué significaba para él aconsejar al Emperador, pobre y deseoso de hacer la guerra, que hiciera estampar el primer papel moneda. Facilitó con su consejo (premurosamente acogido) el estallido de las guerras; mas le dio, al mismo tiempo, el más rudo golpe a la avaricia, de la que también sacaba mucho combustible para su fuego.

Es más fácil para el hombre liberarse de un trozo de papel que de un anillo de oro.

51.

RELOJES. El tiempo es redondo; vuelve sobre sí mismo. Y los relojes, que sirven para marcarlo, tendrían también que ser redondos. De hecho lo fueron: desde que los inventaron hasta ayer.

El uso, que se ha establecido firmemente, de darle a los relojes forma cuadrada, triangular, octogonal, es uno de tantos minúsculos indicios de la decadencia de nuestra época. Uno entre miles.

4.3.12

50.

PERIODICOS. Es ésta -me gustaría decirlo en un buen momento- la época de oro de la prensa italiana. Mejor incluso que la anterior a la guerra.

Sorprende -me gustaría decirlo igualmente en un buen momento- la gente que se agolpa de mañana en torno a los quioscos de prensa, donde cpmpra -sin esconderse- periódicos de todos los partidos. El que ha comprado, por ej., L ´UNITA, de inmediato despliega las páginas, y se aleja leyendo, sin ni siquiera una mirada de desprobación hacia el que ha comprado, por ej., el RISORGIMENTO LIBERALE.

En los quioscos de prensa -de nuevo alegres- la gente, muy democráticamente, ni siquiera se mira. Se ignora.

49.

LECTOR MIO, que no te engañe la apariencia, a veces paradójica, a veces incluso juguetona (?) de (algunos) ATAJOS. Todos nacen de más de diez experiencias de vida, de arte y de dolor.

Son, por encima de todo, supervivientes, de alguna manera, de Maidaneck.

Roma, marzo 1945

48.

LOS GRITOS agudísimos de los niños en la cuna, o llevados a tomar al sol por madres amorosas, en carritos, recuerdan, de cerca, a los: ¡Pronto Francia! ¡Pronto Polonia! de Adolfo Hitler.

47.

ALFIERI. Si el mundo fuese un lugar tranquilo, habitado por hombres inteligentes, propondría una última forma de representar, para el esparcimiento de una sociedad reposada, las siempre hermosas tragedias de Alfieri.

Pilade, Elettra, Oreste, a morte tutti;
e tu pur, donna, ove da me ti scosti.


¿No es así cómo se expresa, entre la consternación y la ternura de los suyos, el setentón Antonio, cuando se tira al suelo, y ahí se desahoga de sus "complejos", imitando la guerra entre partisanos y "guastatori" alemanes; sabe Dios de parte de quién está íntimamente?

Propondría que cada vez ORESTE fuera representado por el pequeño Antonio y por otros de sus compañeros y compañeras. Se las arreglarían estupendamente; y la Sombra pacificada del poeta aplaudiría -estoy seguro- desde los Campos Elíseos.

46.

VERDI. Me gustaba poco, en mi primera juventud, este artista, casi demasiado genital para ser un artista. "Todos sus personajes -decía- cantan divinamente con aliento a vino". Pero aquel "divinamente" lo añadí más tarde.

Fue una noche, en el cuartel. Estaba solo en el blanco e inmenso dormitorio, cuando otro quinto (Gobbetti se llamaba; era lombardo, o mejor dicho, milanés) entró de repente, cantando "Bella figlia dell´amore". Toda Italia, con sus mares, sus montes, sus ciudades, me entró en el corazón como un fulgor "azzurro".

45.

UN JOVEN no puede considerarse de buena familia (quiero decir de temple aristocrático) si, encontrándose en presencia de un hombre de genio (o que él considera de genio), no se siente sino como un polluelo entre las garras de un águila.

Pero esto es, acaso, un recuerdo de mi juventud.

44.

MEDICOS. La diferencia entre un médico bueno y otro malo no pasa de la siguiente: el primero está enamorado de la curación, el segundo de la enfermedad. El médico malo no desea curar radicalmente al enfermo; sino solo calmar los síntomas que lo hacen sufrir. De este modo el cliente le está agradecido por el alivio... y vuelve.

(El razonamiento es -se comprende- inconsciente, Oh al menos...)

43.

TUBERCULOSIS, CANCER, FASCISMO. Cada época tiene su propia enfermedad, a la que se corresponde otra (aunque probablemente es la misma) en el campo moral. El siglo XIX tuvo la tuberculosis y los desvanecimientos sentimentales; el siglo XX tiene el cáncer y el fascismo. Todo el proceso del fascismo - manifestarse en su verdadera naturaleza cuando ya es tarde para una eficaz intervención quirúrgica; su imposibilidad de morir a no ser junto a la víctima a la que se ha aferrado; tendencia a reproducirse en lugares lejanos a los de su nacimiento; desesperados sufrimientos que genera en aquellos a los que infecta; culpas profundan que se revelan mediante un examen necroscópico de los cuerpos (o países) sobre los que haya totalitariamente imperado - todo, digo, su proceso mantiene asombrosas semejanzas con el del cáncer. Y sin embargo hay una cosa más en la que se le asemeja.

Nadie ignora hoy que la tuberculosis es, muchas veces, uno de los medios que los jóvenes emplean para suicidarse. Lanzo la hipótesis de que el cáncer (enfermedad de viejos) hunda sus raíces psíquicas en un intento fallido del organismo por rejuvenecerse. La formación de un neoplasma podría significar el deseo de rehacerse un nuevo órgano; por ej., un nuevo estómago. (Le he comunicado esta hipótesis mía a algunos médicos inteligentes, que no se la han tomado a broma en absoluto). En fin, que ha sido, en el fondo, la adhesión al fascismo -en Italia como en el extranjero- sino un intento fallido de la burguesía por rehacerse una vida nueva, por rejuvenecerse. Demasiado tarde se ha dado cuenta luego del error; y entonces... ya no tenía remedio; la cosa buena, la cosa providencial, que se presentaba como portadora de un "orden nuevo", era sin embargo la causa de inhumanos sufrimientos; que, a más o menos largo plazo, llevaba a la muerte.

El "Imperio Romano" (¡en el siglo XX!) ha tenido -para desgracia nuestra- la génesis, los caracteres y las consecuencias de un neoplasma.

42.

PROCESO de KHARKOV. El protagonista es el intérprete; el ojo y el acento recaen sobre el altavoz, sobre la fría, estudiada, señorial elegancia con la que el joven capitán soviético se dirige -cuando le toca hablar- a los imputados. "Yo soy -parece que dice- el Imparcial; soy el símbolo de este proceso".

Duros y sin piedad son los rostros de los alemanes; duros y sin piedad los de los jueces. La diferencia es que los rusos no tienen motivo para tener "mala conciencia". Y esto dice, en el fondo, la película. "Felices -dice- los pueblos y los individuos a los que el destino ha asignado la mejor parte, la que les permite representar con buena conciencia la tragedia de la vida".

41.

SOLDADO INGLES. En un bar del centro, en Florencia, un soldado inglés -muy joven, casi un muchacho- le doraba la píldora al dueño, para que le pusiera algo de beber. Pero el dueño del bar (como se sabe, está prohibido servir bebidas alcohólicas a los soldados aliados) le decía que no con embarazo. A mí sin embargo me sirvió al momento un vaso de vino, que el soldado miraba con envidia. ¡Con qué ganas me lo habría llevado afuera! !Y yo, pudiendo, con qué satisfacción se lo habría ofrecido! El expresó su conflicto interno con un "¡Salud!" que me arrojó a la cara con acento misericordioso. Después me quitó delicadamente una mota de polvo que tenia -dijo excusándose- en la solapa de la chaqueta. Después se salió a la acera llena de gente, donde, para demostrarse a sí mismo que ya había bebido bastante y que era feliz, se puso a cantar en voz baja, con una fina voz de chaval castigado, una cancioncilla del Ejército de Salvación.

40.

CARLETTO, cuando una pila de libros estaba a punto de caerse, les gritaba, desde lejos, que se quedaran quietos. No le habría dado crédito a mi interpretación de su sueño (se habría encogido de hombros; murmurando para sí durante un buen rato); pero creía en la magia.

39.

CUANDO EJERCIA de custodio de nobles muertos (librero anticuario), Carletto (mi buen ayudante) me pidió un largo permiso para ir a Sicilia, donde vivía una querida hermana suya. Las exigencias del pequeño negocio (que sacábamos adelante solo entre los dos) no me permitían, en aquel momento, satisfacer su apasionado deseo. Tuve que decirle que no.

"¡Qué sueños más extraños se tienen de vez en cuando! Figúrese, señor Saba, que esta noche he soñado que yo, junto a otros muchos jóvenes de mi edad, había desembarcado en una isla, con el viejo capitán de la nave. Entre todos lo matábamos a pedradas; pero yo, mientras me alejaba, me sentía como preso de un remordimiento, y volvía sobre mis pasos. Veía entonces que el viejo capitán estaba todavía vivo. ¡Qué alivio, señor Saba! ¡Me he levantado realmente contento!"

No traté de explicarle el fácil sueño; pero le di el deseado permiso. Un poco, también, como agradecimiento por haberme resucitado.

38.

LA MAQUINA DE ESCRIBIR -anticipadora de la impresión- ha ejercido sobre la poesía y sobre los poetas una influencia benéfica, corrosiva de lo superfluo. Era hermoso escribir a máquina una poesía de guerra de Ungaretti.
Pero un largo poema sentimental...

36.

EL FANTASMA DE BANCO. Macbeth no era un delincuente: era un apasionado. Odiaba a Banco, como hermano competidor; como compañero de armas también lo amaba. Una vez dado el golpe, toda la parte positiva de su afectividad salió a la luz; se hizo -por ausencia de la contraparte- más intensa. El amor solo es creativo; fue el amor superviviente y aumentado de Macbeth por Banco el que creó el espectro. Pero -¡ay!- el fantasma sabía lo que Macbeth le había hecho; y su aparición era amenazante.

El delincuente no tiene amor; y no ve espectros.

34.

EL SIGLO XIX quiso vivir demasiado a costa de los instintos. Encontró -es cierto- muchos correctivos; a los COMPARTIMENTOS PARA SEÑORAS SOLAS opuso la "pochade". Cuando el comisario de policía, llamado para dar fe del adulterio, bailaba el can-can final, en calzoncillos, con los adúlteros y los libertinos, todos los pobres diablos de la sala de butacas se morían, literalmente, de la risa.

33.

EL NACIONALISMO muestra, como la neurosis, la otra cara de la moneda; a través de la exasperación de un sentimiento tan natural en el hombre como el amor a la propia tierra, el principio de su negación.

Los nacionalistas italianos habían derivado su teoría de Francia: querían ser franceses. Pero la Francia de los nacionalistas franceses ya no era la de su tiempo; era otra Francia, muerta desde hacía siglos; la de (más o menos) Luis XIV.

Los nacionalistas son unos malos hijos; quieren cambiar de madre; no aman lo suficiente la que Dios les ha dado.

31.

NO SOY - por nacimiento- un revolucionario. Soy un conservador de la especie más rara. Comprendo -desde siempre- que para conservar lo esencial se debe renunciar a mucho.

Un conservador nato no razona así. O, mejor dicho, no razona de ninguna forma. Sufre simplemente de estreñimiento.

30.

UN JOVEN COMUNISTA me dijo, como reacción a mi -¡oh, muy humillado!- individualismo: "¿Qué serías tú, si no fueran los otros?". Son las palabras más profundas que he sentido en años; su simple y humana realidad le han ahorrado mucho camino a mis pobres piernas. Ahora puedo de nuevo coger el tranvía, luchar en los estribos, soportar el hacinamiento.

29.

LA RIMA puede ser obvia como en fiore amore, o crear combinaciones impensadas. Pero solo es perfecta cuando, si se pone en prosa la composición, no se puede sustituir, sin dañar el significado, las palabras que riman.

27.

ALGUNOS, por justificada reverencia a Benedetto Croce, dicen que Francesco Gaeta ha escrito al menos un buen verso: "Un alito di neve e di limoni". Pero no es un verso; es un helado.

3.3.12

26.

"VOSOTROS, LOS TRIESTINOS - me decía ayer Giacomo Debenedetti- sois verdaderamente hijos del viento. Por eso os gustan tanto los cuentos morales y los apólogos, las fábulas y los cuentos de hadas. El motivo por el que escribes ATAJOS es porque has nacido en la ciudad de la bora".

¡Cuánto placer me habría dado en otro tiempo esta fabulilla! ¡Qué buen augurio habría sacado de ella para mi amigo y para mí! ... Pero después de Maidaneck...

Roma, febrero 1945

25.

EXCUSAS, que quieras ir a derecha o a izquierda, dentro o bajo el automóvil, el mundo externo te ofrrece siempre la posibilidad. Pero lo que después de todo siempre decide es la fatalidad externa.

24.

EL "VOSOTROS". Cuanto más se trata a los hombres, más se tiene la impresión, incluso física, de que lo que desean, sobre todas las cosas, es un padre "severo pero justo", que les prometa nuevos mares y nuevos montes. Y cuando uno de esos hombres "severos pero justos" muere o huye, dejando tras de sí la desolación y la muerte, siguen -debido a una insconsciente nostalgia supersticiosa- observando sus preceptos. Es ese "vosotros" que no deja de ofenderos desde tantas bocas, que, por otra parte, no se abren sino para maldecir a quien los ha conducido al desastre, y que no lo usaban antes de recibir la orden. Y si se te ocurre replicar o protestar, puede pasarte (como me ha pasado a mí hoy) que te encuentres, fijos en los tuyos, dos jóvenes ojos tan puros, tan maravillados, tan caninamente inocentes...

23.

LOS QUE, y son muchos, creen todavía que las guerran se desencadenan por motivos económicos, es como si dijeran que los alemanes han asfixiado a cinco millones y medio de judíos con el fin de disponer de más cantidad de fertilizante. Los han asfixiado por otros motivos (por alguna oscura reacción física, de cervecería); después de matarlos, entonces han aprovechado -¿y por qué no?- los cadáveres en beneficio del (nuevo) pueblo elegido.

Las guerras se combaten porque el hombre es un animal agresivo; el más agresivo, posiblemente, de la creación. Siente que, si no se deshace de su propia agraesividad, se volverá contra él; que, si no ataca a los demás, termina, antes o después, por atacarse a sí mismo. Y esto lo haría sufrir más que ir a la guerra. De este modo (la vía a la sublimación es larga, difícil, accesible a pocos) prefiere morir matando, antes que matarse a sí mismo, en el silencio de su propio cuarto.

El viejo Moltke le atribuía a la guerra un origen "religioso" (tendría que haber dicho instintivo). Causas económicas "coexisten"; son, en gran parte -al menos hoy- pretextos a disposición del instinto de muerte.

22.

EL FILETE DE SVEVO. Italo Svevo (que todos los que lo conocieron saben que era de inocentes y humanas costumbres) contaba de buen grado (e incluso más de una vez, como hacen los viejos, que aman repetirse) que nunca se había comido un filete con tanto gusto como hacia el final de la otra guerra, cuando era (o creía serlo) el único en la ciudad que podía permitírselo.

No era -¡oh, no!- un diablo entre muchos ángeles; era solo un artista; y, como tal, aceptaba todo lo que era en la naturaleza, en él y fuera de él; confesaba lo que otros hombres (los buenos, los puros) sienten sin saber que lo sienten, o bien esconden tras un velo -más o menos aparente- de lágrimas hipócritas.

Pero, sin saberlo, tocaba, con la divertida historia del filete, el verdadero problema de la economía mundial; revelaba la génesis del desastre. Que en Brasil (tomo el ejemplo más popular) pavimenten las calles con café, antes que venderlo a bajo precio a los países que no lo producen, no es, en la base, una cuestión económica, sino psicológica. Solo secundariamente (porque el hombre es lo que es) tiene que ver con los economistas. El filete de Svevo enseña que el hombre es todavía demasiado niño como para gozar de un bien sin poner el acento en el hecho de que otros estén privados del mismo, en el hecho de ese bien es su privilegio (de hijo único o preferido). Si no fuese así, no existirían hoy, con tantos medios de producción y transporte, ni la miseria ni el hambre. ¡Haría falta tan poco para encontrar una forma de acomodamiento! Pero sé bien que ese "poco" es una mera apariencia, apenas un modo de hablar; que antes que el hombre aprenda a leer, a deletrear, una nueva sílaba en esta dirección, debe sufrir todavía, y más de una vez, el desplome de los cielos sobre su cabeza.

21.

NO EXISTE el azar; no existe la teja que te cae en la cabeza. Existen nexos -y autodecisiones- que se nos escapan.

20.

NO EXISTE un misterio de la vida, o del mundo, o del universo. Todos nosotros, en cuanto hijos de la vida, formando parte de la vida, lo sabemos todo, como los animales o las plantas. Pero lo sabemos en lo profundo. Las dificultades comienzan cuando se trata de llevar nuestro saber orgánico a la conciencia. Cada paso, incluso el más pequeñao, en esta dirección, es de un valor infinito. ¡Pero cuántas fuerzas -en nosotros, fuera de nosotros- surgen, se coaligan, para impedir, para retardar, ese pequeñao paso!

19.

No tengo nada que decirle a los filósofos; ni ellos tienen nada que decirme a mí. Cuanto más me acerco más se convierten en fluidos; se dilatan hacia lo universal para que no se les toque en un solo punto neurálgico. Todos sus sistemas son "barreras" para esconder una "ruptura de realidad".

Los poetas prometen menos y dan más.

18.

LLEGADOS a una cierta edad, ya no es posible discutir. Solo es posible aprender o enseñar. Aprender sería, todavía, lo mejor. Pero, ¿quién puede enseñarle a un viejo? Debe aprender por sí mismo, o desaparecer.

17.

EL PASEANTE que se da el gusto de avisarte de que llevas los cordones de los zapatos desatados, es un hombre imposible. Puede que te hayas dado cuenta tú mismo, y busques, sin que se note mucho, un lugar para remediarlo. Puede que vayas andado llevado por todos los demonios. En el primer caso solo consigue ser importuno, en el segundo...

16.

ESTAS EN LA TIERRA FRIA - Estás en la tierra negra... ¿dos heptasílabos carduccianos, o dos paletadas de tierra sobre el muerto, para que no se levante?

¡Ay de mí! El caso me parece de una evidencia grosera.

15.

ESE PADRE que, teniendo al hijo en una situación difícil -pongamos, como caso extremo, en la guerra- lo piensa continuamente en peligro, lo ve inevitablemente muerto, no ama a su hijo. O, para ser exactos, no lo ama solamente. El amor no es un anunciador de desastres: l´amore vede roseo. Y a veces, como es lógico, se engaña.

14.

PARA HACER, como para comprender, el arte, hay una cosa, antes que cualquier otra, necesaria: haber conservado en nosotros la infancia; que todo el proceso de la vida tiende, por lo demás, a destruir. El poeta es un niño que se maravilla de las cosas que le pasan a sí mismo, una vez adulto. Pero, ¿hasta qué punto adulto?

Tocamos aquí una de las grandes diferencias que se dan entre la pequeña y la gran poesía. Solo allí donde el niño y el hombre coexisten, en formas lo más posiblemente extremas, en la misma persona, nace -con ayuda de muchas otras circunstancias- el milagro: nace Dante. Dante es un niño pequeño, que se asombra continuamente de lo que le pasa a un hombre grandísimo; en realidad son "dos en uno". Observen cómo el pequeño Dante se queja, grita, se ilumina de gozo, tiembla de cólera y de (simulado) miedo, se exalta, se exhibe, se humilla por coquetería, se levanta hacia las estrellas ante las cosas extraordinarias que, a través de él, nascono a Dante in lucco e colla barba al mento! ¡Y cómo le divierten esos premios y esos castigos (los castigos sobre todo), esos diablos y esos ángeles, esos "cortesi portinai", esos vivos y esos muertos más vivos que los vivos! ¡Qué viaje más inverosímil! ¿Cómo esperar una fiesta, una iluminación más grande? Y contra él, unido a él, Dante; Dante hombre entero, marido, padre, guerrero, hombre de parte, exilado infeliz y glorioso; Dante con todas las tremendas pasiones de su tiempo y de la edad madura, en lucha con los demás y (menos) consigo mismo, al cual los hechos no le daban nunca la razón, a pesar de estar seguro de tener siempre razón, y por tanto siempre con gli occhi fuori della testa, alucinado de odio y de amor.

Si el hombre prevalece demasiado sobre el niño (Montale nos ha sugerido, para este caso, el venerado nombre de Goethe), el poeta (en cuanto poeta) nos deja fríos. Si casi solo existe el niño, si sobre su brote se ha formado apenas un embrión de hombre, tenemos el "poeta puer" (Pascoli); y sentimos insatisfacción y un poco de vergüenza.

13.

AQUEL LITERATO que dio la conferencia sobre Petrarca, llegó a la conclusión de que Laura era la poesía. Veremos en algunos otros ATAJOS porqué su interpretación no se alejaba, tanto como parece, de la realidad; es más, que le andaba muy cerca. Un paso más, y Goffredo Bellonci habría comprendido que, para los poetas, la poesía es la madre.

12.

LAURA. Se ha discutido tanto con el fin de saber si Laura existió o no. Incluso en nuestros días, en nuestros pobres (últimos, por lo que respecta a estos juegos) días, un literato ha dado, aquí en Roma, una conferencia sobre tan agradable enigma.

Pero no es -al menos ya no- un enigma. Laura existió con toda seguridad. Existió; y era, a la luz de todos los días, una rubia señora; en las profundidades inaccesibles (infantiles) del alma del poeta, era su madre; era la donna che non si puo avere. Y toda la fascinante, un poco monótona, historia del CANZONIERE, de veinte o más años de cortejo, para no llegar, para querer no llegar a nada, está aquí. Si Laura, que lo alaba, le hace reproches, le aconseja qué debe hacer, se sienta durante el sueño al borde de su cama, se comporta en todo y por todo como una tierna madre con su amado, y un poco indiscreto, niño, se le hubiera entregado (y esto es lo que el poeta -fingiendo desearlo- temía; el CANZONIERE está lleno de acentos de gratitud hacia aquella que con su "virtud", con su "castidad", le evitaba, con la tentación, el peligro de no quedar bien) a Petrarca le habría pasado lo mismo que a Baudelaire con la hermosa señora Sabatier, y que no le pasaba con su triste mulata.

La figura de Laura absorbió toda la ternura del poeta. Su sensualidad la dirigió a otra parte (tuvo -se cuenta- no infecundos amores pasajeros); a mujeres que, por la diversidad de su origen, no podían suscitar en su inconsciente, siempre atentovivo y alerta, la presencia -por lo demás tan querida- de la madre. Pero el amor, el amor verdadero, el amor completo, requiere ambas cosas; busca la fusión perfecta de la sensualidad y de la ternura: también por esto se da raramente. De ahí que no haya, en todo el CANZONIERE, un verso, uno solo, que pueda propiamente llamarse amoroso; hay muchas cosas, pero no LA BOCCA MI BACIO TUTTO TREMANTE, el verso de amor más hermoso que nunca se haya escrito.

11.

EL ARTE nace a través de la forma; vive, y muere, por el contenido. El verso "Nel ciel dell´umiltate ov´e Maria" ya no nos dice lo que nos habría dicho hace seiscientos años. Y sin embargo el verso siempre es el mismo. Incluso la azul palabra cielo -por no hablar del resto- tiene, desde que lo cruzan aeroplanos y hace que lluevan bombas, otro significado. Crea otras asociaciones.

10.

COCTEAU. Recuerdo, después de diez o más años, el ORFEO de Cocteau. Y lo recuerdo así.

Un marido, irritado por no haber ganado un premio de poesía, se pelea con su mujer. Se rompe un cristal. Entra un obrero, para llevar a cabo la reparación. El hombre no ve (o finge que no ve); pero la mujer se da cuenta, con consternación, de que el obrero trabaja sin tocar la tierra, suspendido en el aire. "Estoy harta -explota- de misterios. He llamado a un cristalero, no a un ángel".

9.

UN NIÑO NEGRO entra por primera vez en una escuela soviética. En todos los demás países -dice llorando- los chavales lo perseguían; ninguno -a causa del color de su piel- quería jugar con él. Entonces (dice el CUENTECILLO, que acaso una viñeta ilustre) sus nuevos compañeros se le acercan, lo consuelan, lo acarician, le ofrecen caramelos; y, finalmente, le enseñan a decir el nombre de Lenin. Después, lo ponen delante de un espejo. ERA BLANCO.

"¡Menuda tontería! Hemos leído un montón de historias como esa, incluso demasiadas, en los manuales escolares". No es cierto. El fascismo no podía inventarse una fábula con final feliz. Sus fábulas eran tristes, como sus divisas de enterradores.

8.

EDAD DEL HOMBRE. Si el universo - y no parece posible lo contrario- obedece necesariamente a una única ley; si lo que le sucede a uno -nacer, envejecer, morir- le sucede (y -repito- no es posible pensar de otra forma) de igual modo a la especie, a los mundos, etc. ¿QUÉ EDAD TIENE HOY EL HOMBRE? ¿Es viejo, joven, de mediana edad?

A mí me parece, a juzgar por sus creencias, ilusiones, reacciones, estados de ánimo, de los que apenas -y con cuánto esfuerzo- se está liberando, que se encuentra entre los cinco y los seis años: es decir, que está empezando a salir de la primera infancia. ¿No se ha alimentado, no se alimenta todavía, de cuentos de nodrizas? Que además se toma en serio (escribiendo sobre ellos gruesos volúmenes de controversias); no como aquel que, con la conciencia de dejarse llevar por una feliz ilusión, lee, por ej., las bellísimas MIL Y UNA NOCHES. Piensen en la cosmografía (auténtica cosmografía de niños chicos, para los que el mundo termina en su casa y en el parque al que los llevan a jugar) que fue, hasta ayer mismo, nuestra cosmografía. Piensen en los teólogos, en los metafísicos, piensen (para no hablar de nombres gafados) en Spinoza; en su demostración de un Dios "more geometrico". ¿Y ahora qué?

Ahora puede que la verdad sea esta: la crisis actual es una crisis de crecimiento, y por tanto una de las más difíciles de superar. El hombre está en el punto de su historia natural en el que se encuentra el niño cuando -no sin pena- debe alejarse por primera vez del núcleo familiar (de las faldas de la madre), para ir con otros compañeros -malos y buenos- a la escuela.

¿Y los dictadores? Pues son simplemente los maestros con la regla en la mano. Y el comunismo es la escuela primaria más limpia.

¿Y si algunos han nacido ya en la Universidad? ¿Qué hacemos con ellos? ¡Qué más da; son tan pocos!

26.2.12

7.

A AQUELLOS que todavía creen que Adolfo Hitler (el hombre que no podía amar) amó al menos a Alemania, les cuento aquí cuál era su sueño verdadero.

Reducir Alemania a un montón de escombros; y, entre nubes de gas asfixiante, acusando a los alemanes de haberlo traicionado -por culpa de los judíos-, ascender EL a los cielos, en una especie de apoteosis, rodeado de lo mejor de sus más jóvenes y fieles SS.

Este sueño lo ha soñado tan profundamente (creyendo -oh, con absoluta buena fe- que estaba soñando otro) que se puede decir que ha vencido -al menos en parte- SU guerra.

6.

NAPOLEON era un hombre; como todos los hombres -(algunos) los delincuentes quedan aparte- tenía también sentido de culpa. Uno tiene la impresión de que toda el fin de su vida estuvo dominado por la culpa. No lo atormentaba el recuerdo de los hombres que había hecho morir en la guerra, sino el remordimiento -que buscaba, en todo lo posible, alejar de su conciencia- de haber abandonado a Josefina, de haber tenido que abandonar a Josefina, "su buena (infiel) Josefina". Y cuando volvió de Rusia, estuvo llorando sin parar, llamándola por su nombre, en la vacía Malmaison.

Como un niño que, habiendo ofendido a su madre, se aleja -cada vez más, cada vez más- de casa. Y vuelve por la noche, rendido y sin fuerzas, y encuentra que su madre ya no puede -aunque quisiera- perdonarlo: está muerta. Y se pone a llorar.

No es poesía. Es verdad; es una pequeña, simple y humana verdad (también Napoleón era simple); que explica -más de lo que parece- la absurda campaña de Rusia. Que explica la fatalidad interna de la que nació; el motivo (no quisiera alarmar llamándolo autopnitivo) por el que fue concebida.

4.

HISTORIA DE ITALIA. ¿Os habéis preguntado alguna vez porqué Italia no ha tenido en toda su historia, desde Roma hasta hoy, una sola verdadera revolución? La contestación -llave que abre muchas puertas- acaso sea la historia de Italia en pocas líneas.

Los italianos no son parricidas; son fratricidas. Rómulo y remo, Ferruccio y Maramaldo, Mussolini y los socialistas, Badoglio y Graziani... "Lucharemos -hizo estampar este último en uno de sus manifiestos- hermanos contra hermanos". (Mimado, no determinado, por las circunstancias, fue un grito del corazón, el grito de uno que -viendo claro en sí mismo- acaba por desahogarse). Los italianos son el único pueblo (creo) que tiene como base de su historia (o de su leyenda) un fratricidio. Pero solo con un parricidio (matando lo viejo) se empieza una revolución.

Los italianos quieren entregarse al padre, para que a cambio les permita matar a sus hermanos.

3.

ULTIMO CROCE. En una casa en la que hay quien se ahorca, otros se matan entre sí, otros se dan a la prostitución, o mueren lentamente de hambre, otros incluso acaban en la cárcel o el manicomio, se abre una puerta y se ve a una anciana señora que toca -muy bien- la espineta.

2.

ATAJOS. El Diccionario los define como "senda o lugar por donde se abrevia el camino". A veces son difíciles; auténticos caminos de cabras. Pueden provocarnos la nostalgia de las calles largas, planas, rectas, provinciales.